EL ANILLO INSULAR DE TENERIFE,

UN PROYECTO PERJUDICIAL PARA EL DESARROLLO DE LA ISLA.

 

 
 

 

 

 


Informe sobre el coste socioeconómico y ambiental para las comarcas de Daute e Isora, en la isla de Tenerife, del Desdoblamiento con variante de las carreteras C-820 y C-822 entre Los Realejos y Adeje.

 

Área de Transportes e Infraestructuras

Ben Magec–Ecologistas en Acción

 

Introducción:

 

Estos apuntes surgen como reflexión pública, a añadir al intenso trabajo realizado por los diversos colectivos y movimientos surgidos en oposición a la construcción de una autopista en las comarcas de Daute e Isora (Plataforma Daute, Coordinadora “No a la Autopista”, Coord. El Rincón, TEA, ATAN, etc.) y pretende argumentar, desde la óptica de un modelo de desarrollo territorial equilibrado y sostenible, la inviabilidad de la construcción del llamado “anillo insular de Tenerife”.

 

1)    Análisis de las repercusiones e impactos sociales, culturales, económicos y ambientales del proyecto de creación de una red viaría de alta capacidad en el noroeste y suroeste de Tenerife.

 

El estudio de impacto ambiental de los proyectos de construcción del Anillo insular minimiza de forma arbitraria el cúmulo de impactos negativos sobre el territorio y la población que en él reside.

 

La enumeración que se hace de impactos supera con creces los pretendidos efectos positivos de la creación del anillo insular:

 

1.1. Impactos económicos:

 

-          Sector primario: disminución progresiva de las explotaciones agropecuarias de las comarcas de Isora y Daute, por:

§         graves impactos en amplísimas zonas agrícolas de la isla baja, entre Los Realejos e Icod de los Vinos, en todo su trazado.

§         zona de Santa Bárbara,

§         área de Los Llanos (El Tanque);

§         tramo entre Ruigómez y Erjos.

§         zona limítrofe al casco de Santiago del Teide.

§         más de 600.000 metros cuadrados de superficie cultivada en la comarca de Isora, perteneciente a cultivos de cereales, hortalizas, plataneras, y zonas de erial potencialmente productivos.

§         destrucción directa de extensas fincas de plataneras en el tramo de acceso al pretendido Puerto de Fonsalía.

o       Pérdida de bolsas de suelo (no cuantificados en el E.I.A.) agrícola o potencialmente productivo, producto de la realización del proyecto constructivo, realización de taludes, terraplenes, etc.

o       Pérdida inducida de espacio agrícola y explotaciones agropecuarias, producida por el descenso del empleo agrícola en la zona de estudio:

 

En el estudio se reconoce que “en el sector primario de la comarca sudoeste se pueden crear bolsas de paro provenientes del sector agrícola, producto de la pérdida de superficie cultivada, la cual contrata mano de obra asalariada y poco cualificada. Este colectivo probablemente deberá reconvertirse, pasando a formar parte de los demandantes de empleo del sector terciario o de la construcción”.

 

            Efectivamente, uno de los más graves efectos de la construcción del anillo insular será el progresivo abandono del empleo agrícola, en beneficio del sector servicios y de la construcción. Este efecto es el lógico derivado del incremento de “accesibilidad” sobre los “centros de empleo del sector servicios” ubicados, bien en el Área Metropolitana de Tenerife, bien en el suroeste de la isla. Habida cuenta de las condiciones de trabajo del sector agrícola, con déficits importantes de protección social, inestabilidad laboral, incertidumbre en los resultados, escasez de margen comercial, y un largo etcétera,

 

El anillo insular favorecerá el éxodo, sin cuantificar, de empleo agrícola de las comarcas afectadas hacia las comarcas limítrofes, desarticulando progresivamente el espacio agropecuario de las primeras, el mejor conservado de la isla.

 

 

 

o       Pérdida de valor de la economía agraria en el conjunto del PIB de la isla:

 

            El Cabildo Insular de Tenerife (Memoria del PIOT) reconoce literalmente que, especialmente en el sector de medianías (gravemente afectado por el desarrollo del Anillo insular) ha existido un grave descenso de las hectáreas cultivadas por habitante:

 

“Después de los estudios referidos podemos referirnos con bastante más precisión a la existencia de 20.577 hectáreas de cultivo, lo que da un ratio de 304 m2 por habitante (en 2001) frente a los 4.934 m2 de mediados de décadas de los cuarenta”.

 
 


           

 

 

 

 

            La apuesta por el anillo insular es, pues, una apuesta por seguir reduciendo el peso de la actividad agropecuaria, tanto de medianías como de exportación, en el conjunto de la economía insular.

 

            La agricultura en Tenerife da empleo a menos del 7% de la población activa, y el porcentaje de población empleada en este sector proviene en buena medida de las comarcas afectadas por el Anillo insular de asfalto.

 

 

-          Sector de economía de servicios:

 

o       Turismo: El anillo insular provocará una pérdida irreparable de grandes valores ambientales de las comarcas ambientales, “vulgarizando” el paisaje insular.

           

Como reconoce el “Compromiso por el desarrollo sostenible de Canarias” suscrito por el Pte. del Gobierno, Adán Martín Menis,

 

“la conservación de un paisaje constituye una seña de identidad esencial de las islas y de los isleños, al tiempo que un recurso económico fundamental, como marco escénico y cultural de la actividad turística”.

 
 

 


           

 

 

            Uno de los valores esenciales de la isla de Tenerife es, sin duda alguna, la DIVERSIDAD de ambientes y paisajes que han sido construidos por la naturaleza y el hombre. Las comarcas afectadas por el anillo insular albergan numerosos de estos espacios: zonas de sorriba amplísimas para cultivos de exportación; espectaculares acantilados en los que la mano del hombre apenas si es visible; zonas agrícolas resultado de siglos de esfuerzo de laboreo, en buen estado de conservación; espacios dominados por las coladas volcánicas y la vegetación rupícola; zonas extensas del territorio sin colonización urbanística; etc.

 

            Pues bien, la construcción del anillo insular, un proyecto de autopista de 42 kilómetros entre Adeje e Icod de Los Vinos, es una apuesta por destruir, banalizándolos, buena parte de esos espacios, surcándolos con obras de ingeniería de imposible encaje en la dificultosa orografía insular de la zona sin causar un grave daño al paisaje insular.

 

            El proyecto de “anillo insular” promueve la construcción de diversos túneles de diferente longitud, en un alarde de “esconder” el paisaje insular, con desafortunado criterio; diversos viaductos, ramales de amplio radio, inadecuados para los espacios urbanos a considerar; desmontes permanentes de gran pendiente, debido a la orografía del terreno: todos estos elementos añadidos al paisaje insular desvirtúan una parte de los valores de las zonas afectadas.

 

o       Pérdida de valores “ambientales” del turismo rural de la zona:

 

Especialmente la comarca de Daute ha desarrollado una pequeña oferta alojativa de turismo rural que sufre la pérdida de valores que conlleva la construcción de una autopista de fácil accesibilidad a la zona. La presión urbanística que conlleva toda apertura de una vía rápida va en detrimento de la conservación de unos valores naturales que son el principal activo de los usuarios del turismo rural.

 

o       Pérdida de recursos económicos de las economías de servicios al turista, en el trazado de la actual C-820:

 

Los servicios de restauración, estaciones de servicio, tiendas de abastecimiento que hoy se benefician del uso por parte del turista de la actual red viaria, verán restringidos sus accesos por la creación de una vía rápida de acceso al norte de la isla. La “planificación” del servicio de “excursiones” probablemente obviará estos recursos económicos frente a las posibilidades de “circundar” la isla en sección de autopista, durante un solo día. No está cuantificado el efecto sobre la actividad de la “economía de travesías” que disminuirán sus ingresos.

 

o       Sector del pequeño comercio: decrecimiento de la actividad por el efecto “llamada” de las grandes superficies.

 

Otro de los grandes sectores perjudicados por la construcción del anillo insular será el del pequeño comercio local. La construcción de autopistas produce un declive en la actividad y empleo de los comercios locales, por la fácil accesibilidad que produce la ubicación de las grandes superficies en los ramales de acceso de las autopistas, como ocurre en la actualidad en Tenerife. Aunque, según los estudios, no ofrezcan estos espacios comerciales mayores ventajas en su conjunto que las zonas tradicionales, los pequeños comercios no pueden competir con las agresivas estrategias publicitarias de las multinacionales del comercio minorista.

 

Ningún estudio ha valorado de forma concienzuda qué efectos tendría sobre la economía de las comarcas de Isora y Daute la simplificación de la accesibilidad a las grandes superficies que hoy, por la velocidad media de la red viaria de la zona, no hacen atractivo su uso por la población de estas zonas. En cualquier caso, y tal y como ha ocurrido en aquellos sitios donde las grandes superficies se implantan, se produce un descenso significativo de la actividad comercial tradicional, que emplea a cientos de trabajadores en esta zona.

 

o       Incremento sustancial del coste de mantenimiento de la nueva red viaria.

 

1.2. Impactos sociales de la construcción de autopistas en las comarcas de Isora y Daute:

 

o       Progresiva “desestructuración social”:

 

Tradicionalmente se asocia la construcción de autopistas a una “mejora social”. Pareciera que quien se encuentra marginado del acceso a una autopista no está embarcado en el “carro de progreso”. Sin embargo, existen múltiples ejemplos de poblaciones enteras que residen cerca de una infraestructura de estas características y tienen graves carencias sociales.

 

La población de Daute e Isora mantiene una economía agrícola de medianías y ligada a la exportación hortofrutícola, de difícil parangón en el resto de las islas (exceptuando el caso de la Isla de La Palma). El incremento de la “accesibilidad” provocará un decrecimiento de la actividad primaria, que conllevará transformaciones en las relaciones sociales tradicionalmente más cohesionadas de los ámbitos rurales.

 

 

o       Valorando la “tranquilidad”: pérdida de la calidad de vida.

 

La construcción de autopistas “acelera” el acceso a las zonas demandadas por la población local, pero a un coste social alto, y muy significativo en el caso de la Isla Baja e Isora:

 

§         incremento de la siniestralidad, causada por el exceso de velocidad: especialmente la población joven es víctima trágica de los trazados rectilíneos de las vías de sección ancha. La primera causa de muerte de los jóvenes en Canarias es la siniestralidad por accidentes de tráfico, especialmente en las vías de gran capacidad como las autopistas que se pretenden ejecutar.

§         incremento de la contaminación acústica, en una zona caracterizada por el “silencio”.

§         incremento de la contaminación atmosférica local y general.

 

o       Las comarcas afectadas se “subordinan socialmente” al desarrollo de otras: pérdida de identidad local y grupal de las zonas rurales.

 

La construcción de una autopista de esta sección acelerará, sin duda alguna, el proceso de “subordinación y dependencia” de estas comarcas con respecto a las limítrofes, al facilitar la accesibilidad a las mismas, y generar “atracción” hacia el éxodo para el ocio, el disfrute del tiempo libre, etc. La vida social de estas comarcas se empobrece por la “tiranía del consumo turístico”, que atrae a los sectores más jóvenes de la población de la zona.

 

o       pérdida de “permeabilidad” territorial y conectividad entre núcleos rurales: efecto barrera entre localidades.

 

El trazado de una autopista empobrece las relaciones entre localidades limítrofes porque, pese a que se mantiene la red viaria actual, se promueve la atracción hacia los focos de generación de consumo insular (parques comerciales y zonas turísticas convencionales) frente a la promoción de las relaciones sociales entre vecinos y habitantes de una misma comarca.

 

o       incremento del precio del “suelo” y acceso a la vivienda, derivado de las tensiones territoriales que produce el incremento de la demanda por “mayor accesibilidad” a estas comarcas.

 

 

 

1.3. Impactos ambientales de la construcción de autopistas en las comarcas de Isora y Daute, o la desvertebración paisajística y natural de la zona:

 

            Sin duda alguna, los valores ambientales de esta zona de la isla se encuentran entre los mejores de Canarias, especialmente en los espacios en donde mejor se refleja la convivencia del trabajo agrícola con la dureza del paisaje y la orografía escarpada propia de zonas de medianía y montaña.

 

            El trazado de las decenas de kilómetros de nuevas autopistas previsto en la zona altera numerosos valores ambientales:

 

-          mutilación del Espacio Natural Protegido de la Reserva Natural Integral del Chinyero, a través de una Ley del Parlamento de Canarias, creando un grave precedente, único en las islas.

-          afección directa al Parque rural de Teno, atravesando zonas de interés agropecuario, limítrofes a algunos espacios habitados del Espacio. Pérdida de valores paisajísticos.

-          afección a ecosistemas singulares de la naturaleza canaria:

o       coladas volcánicas no protegidas, pero de indudable interés paisajístico.

o       fayales – brezales en buen estado de conservación.

o       zonas de pino canario en pequeñas poblaciones dispersas.

o       comunidades liquénicas y rupícolas de alto interés natural.

o       zonas de cultivos arborícolas en coladas.

o       afección a zonas de nidificación de aves endémicas de las islas: Lavandera, Bisbita, Curruca tomillera, Búho chico, Gorrión Chillón, Avedría, Alcaudón, etc.

-          afección, en el tramo Los Realejos – Icod de Los Vinos, a varios Espacios Naturales Protegidos:

o       Paisaje protegido de la Rambla de Castro (zona ASE).

o       Paisaje protegido de Campeches, Tigaiga y Ruiz (zona ZEPA).

o       Sitio de interés científico del Barranco de Ruiz.

 

 

Conclusión: la valoración global de los impactos expuestos no ha sido realizada por ninguna Administración, pese a la obviedad de los mismos.  De hecho, la suma de los impactos negativos de construcción de esta infraestructura, en “valoración monetaria” probablemente superarían con creces los supuestos beneficios derivados de su construcción. La moderna economía ecológica dispone de sistemas econométricos de valoración de estas variables (impactos sociales, modos de vida, etc.) que aciertan a ponderar de forma más equilibrada los costes de una decisión como la que se pretende imponer con la construcción de decenas de kilómetros de nuevas autopistas. Sin embargo, la Administración autonómica no ha mostrado ningún interés en realizar esa valoración, y apuesta por la convencional de considerar linealmente estas nuevas autopistas como algo “intrínsecamente” bueno para la isla.

 

 

 

2)    El objetivo del Anillo insular de Tenerife:

 

La justificación formal para la construcción del anillo insular viene definida de forma meridiana en el siguiente párrafo del proyecto en cuestión:

 

Se verá, sin embargo, que este objetivo esconde otro si cabe de mayor peso en la toma de decisiones para la planificación de las infraestructuras de transportes en las islas: la ubicación de desarrollos urbanísticos limítrofes a zonas de “alta accesibilidad”.

 

A.     El tiempo de acceso al trabajo: llegar antes a la congestión:

 

El trazado de la autopista busca la “disminución sustancial en los tiempos de recorrido” entre el Sur y el Norte de la isla. Ese objetivo se logra mediante la creación de una autopista de velocidad media de 80 km/h. que permitirá realizar la misma distancia, a velocidad mayor, en un tiempo inicialmente inferior.

 

Sin embargo, el análisis de la Consejería de Obras Públicas es de una gran simplicidad, por cuanto ignora:

     

-          que parte de las retenciones de los destinos de trabajo de los trabajadores del sur de la isla se producen en el acceso a los núcleos turísticos de destino, cuya colmatación urbana provoca imposibilidad de acoger a la demanda de vehículos existente.

-          la existencia de posibles alternativas de trazado, aprovechando el actual viario, para disminuir los tiempos de desplazamiento, aunque no sea en el mismo tiempo que el provocado por la construcción de una autopista.

-           la proyección hacia el futuro del flujo de tráficos: normalmente estas vías se planifican con una perspectiva “estática”, atendiendo a los flujos de vehículos en una medición en concreto, sin hacer proyecciones del modelo de movilidad que promueve la misma construcción de la vía: un modelo basado esencialmente en el vehículo privado. En este sentido, y según el “Estudio de la demanda de transporte” realizado por la Consultora Sener para el Cabildo de Tenerife, en 1998:

“los crecimientos en la movilidad se traducirán en un mayor nivel de congestión de las vías actuales, a pesar de las mejoras previstas en los próximos 10 años con el cierre del anillo insular. El índice de congestión, promedio para las vías rápidas, pasa del 75,8% actual a más del 95% en el 2008, y casi un 2018% en el 2018”

 
 

 

 

 

 


            Como reconoce el propio Plan Director de Infraestructuras de Canarias, “la

 

 

red viaria ya satura la geografía insular, no siendo recomendable responder simplistamente a la demanda automovilística mediante la construcción masiva de autopistas, que impactan enormemente en el entorno y el medio ambiente”.

 

            Sin embargo, y pese a estas evidencias, la apuesta del Gobierno canario (y administración insular) es la de construir al menos 70 kilómetros de nuevas autopistas en la isla de Tenerife, aumentando en cerca de un 40% el número de carreteras de estas características, lo que supone una alteración radical del modelo de movilidad insular y del modelo de desarrollo para estas comarcas.

 

            Se reconoce por parte de todas las instituciones que la isla de Tenerife tiene ya una red viaria suficiente para atender las necesidades de la población, con más de 2000 kilómetros de vías (“Si a la red de carreteras se suman las pistas rurales, la malla viaria insular alcanza dimensiones casi urbanas, con más de 6 km/km2 en el ámbito del suelo no protegido de Tenerife”).

 

            Por otro lado, y según el Gobierno de Canarias,

“Canarias ostenta actualmente el mayor índice de longitud viaria por superficie territorial de todas las islas de Europa, con 0,60 km/km2, pero la saturación de las carreteras ha venido induciendo su ampliación, creando un sistema cerrado que responde al incremento constante de vehículos con el aumento continuado de carriles y vías que encauzan y atraen un mayor número de vehículos”

 
 

 

 

 

 

 

 

 


            Estos datos arrojan luz sobre el cuestionamiento del empleo de nuevas autopistas para resolver problemas de exceso de tiempo empleado en realizar un recorrido determinado. A medio plazo, este exceso de tiempo se reduce, por la dinámica forzada desde la política de estímulo de la movilidad privada, y queda neutralizado, más aún teniendo en cuenta el fortísimo ritmo de incremento del parque móvil automovilístico en la isla (más de un 35% en Canarias en los últimos 6 años).

 

            El mito de las infraestructuras de transporte: sin duda alguna, a favor de la opción de construir el anillo insular se encuentra la falsa asociación, producto de agresivas campañas de “marketing social”, entre nuevas autopistas y progreso. Sin embargo, la historia de las infraestructuras de transporte en las islas (y en otras realidades) cuestiona esta afirmación en la práctica. Las grandes autopistas consagran la movilidad privada, extienden el modelo de urbanización difusa y aseguran la inserción de nuevos espacios en los “centros de poder económico insular”, agravando los desequilibrios territoriales y la dependencia intercomarcal, al margen de empobrecer ambientalmente la isla: estas otras consecuencias no son nunca valoradas por los planificadores de nuevas vías.

 

 

B.    Simplificación territorial: la mimetización de los espacios insulares:

 

Se considera que, sin embargo, el objetivo principal del Anillo Insular es la búsqueda de la “entrada de las comarcas de Isora y Daute en la dinámica del binomio construcción – turismo de acuerdo con el modelo de colonización territorial difuso”.

 

Evidentemente, la construcción de autopistas en torno a la isla baja y la comarca de Isora, favorecerá el incremento de la actividad urbanizadora en la zona, creando “expectativas” de asentamientos en zonas con menor presión urbanística, como ocurre en escenarios similares. Para los trabajadores de las comarcas del Valle de La Orotava o las zonas turísticas de Adeje – Arona – Playa Santiago, puede resultar atractiva el traslado de domicilio a zonas de mayor “tranquilidad” y accesibles a través de autopista.

 

Esta mayor demanda de suelo urbanizable, cuya consecución está siendo plasmada en los planeamientos generales de los municipios de la zona, provocará tensiones territoriales que incrementarán la presión sobre el suelo y la puesta en el mercado del mismo.

 

Esta apuesta por la urbanización de estas comarcas, alejadas hasta el momento de la edificación dispersa de segundas residencias, o de la planificación de urbanizaciones con planteamientos especulativos, se hace evidente con la creación de la Autopista de unión de esas comarcas.

 

Las citadas “tensiones territoriales” tendrán, como consecuencia,

 

-          una “homogeneización” emprobrecedora de las comarcas insulares que, pese a sus diferencias, tenderán a mimetizarse y a adoptar un carácter predominantemente urbano y susceptible de urbanizar en espacios hoy rurales.

-          un incremento de la colonización urbanística dispersa en esas comarcas, roturando el suelo agrícola potencialmente productivo y consolidando a la comarca como “suelo residencial de segundo orden” ante la carestía de la vivienda en las zonas de centros económicos insulares.

-          una pérdida de la economía agrícola ante la desleal competencia del fenómeno inmobiliario, con el incremento del precio del m2, y la “solarización de las comarcas de Daute e Isora”.

 

Ante los discursos de cara a la galería que propugnan la “diversificación productiva de la isla de Tenerife”, la realidad de construcción de estos 70 kilómetros de autopista de nueva creación, es la de una isla más vulnerable, dependiente del binomio construcción – turismo, más homogénea y con menos valores ambientales y sociales propios.

 

 

 

3)    Propuestas alternativas desde la óptica de un modelo de desarrollo sostenible:

 

Ante la solución simplista de “huida hacia delante” que constituye la opción de Anillo insular, se plantea una alternativa compleja, fruto de la implicación de múltiples agentes y afectando a diversos sectores económicos. Parte de la realidad socioeconómica actual de estas comarcas, valorando el mantenimiento de la actividad agrícola, promoviendo el asentamiento de población en su comarca y desarrollando las fórmulas alternativas de transporte.

 

 

A.     Potenciación de las estrategias de desarrollo local en las comarcas de Isora y Daute: Reducción de la movilidad laboral y no convencional.

 

El Estudio Informativo del Anillo Insular, en sus diferentes fases, asume como inevitable el trasvase de población norte – suroeste para el desempeño del trabajo en el sector turístico o de exportación hortofrutícola. Precisamente entendemos que los esfuerzos de planificación territorial y económica (el Anillo insular es una apuesta “dura” de planificación territorial e intervencionismo económico) deben orientarse en un sentido contrario: REDUCCIÓN DE LA MOVILIDAD LABORAL y PROMOCIÓN DEL DESARROLLO ENDÓGENO LOCAL en las comarcas afectadas.

 

En estas comarcas existen incipientes procesos de estímulo de la economías locales, a través de las agencias de desarrollo local y extensión agraria, pero que se encuentran en un papel de precariedad y marginalidad  ante las inversiones que reciben las obras públicas de infraestructuras.

 

El diseño de una estrategia de desarrollo local en la zona pasa por la “dignificación” de empleo agrícola, a través de la inversión pública en infraestructura rural; la promoción del empleo agrícola público; creación de cooperativas y fórmulas asociativas; creación de canales garantizados de comercialización agropecuaria; instalación de pequeñas industrias de transformación y elaboración de productos; política de primas y subvenciones al precio de mercado; promoción del empleo joven rural con fórmulas que faciliten alojamiento y renta básica a los mismos, etc…

 

 Sin embargo, hoy no se encuentra entre las prioridades del Gobierno canario e insular el apoyo, a través de múltiples pequeñas inversiones, al sector agropecuario: prueba de ello es la falta de relevo generacional que existe en el sector, especialmente en esta comarca, y la elevación preocupante de la edad media del agricultor/a de la zona. La agricultura de medianías necesita que se arbitren mecanismos de apoyo a su mantenimiento que hoy lucen por su ausencia. La inversión del tramo de autopista entre San Juan de La Rambla y los Realejos, que asciende a más de 25.000 millones de pesetas, en estrategias de desarrollo local lograría mejorar sustancialmente la calidad de vida de sus ciudadanos, evitando innecesarios desplazamientos a otras comarcas de las islas.

 

Complementario al nuevo empleo agrícola, el apoyo al desarrollo local pasa por el estudio de las posibilidades de nuevos “yacimientos de empleo” en la zona, ligadas a los servicios sociales y sanitarios (con gravísimas carencias en la zona), pequeñas empresas de servicios (turismo rural), centros de capacitación agrícola, industrias de transformación de productos, etc.

 

En conclusión, frente a las inversiones multimillonarias en faraónicos proyectos de obras públicas, existen alternativas a desarrollar que, de forma más compleja, pero con menor inversión, pueden promover un mantenimiento del empleo en las comarcas de Isora y Daute, reduciendo los flujos intercomarcales y de “huída” de la mano de obra.

 

 

B.    Promoción del transporte público.

 

Como se ha dicho, Tenerife y el conjunto de las islas ostentan un índice de propiedad de coches por habitante (1,3 coches por cada dos habitantes, según cifras de 2002) que es muy superior a las realidades deseables para el mantenimiento de un modelo de desarrollo sostenible. A este dato se suma el detentar una tendencia de incremento del parque móvil muy poco deseable, y el tener una media, en las islas, de 178 vehículos por cada km2 (la segunda media mayor del Estado). Un objetivo, pues, es la reducción de la movilidad privada y la potenciación del sistema de transporte público.

 

En el caso de las comarcas que hablamos, se puede decir que está “todo por hacer” en la promoción del transporte público comarcal e intercomarcal. Existen gravísimas deficiencias del servicio de guaguas, resumidas en que:

-          las frecuencias de paso de las guaguas y sus horarios las hacen muy poco atractivas para su uso.

-          no existe bonificación real del usuario diario.

-          carencias de vehículos adaptados a las rutas de la zona (microbuses, etc.)

-          infraestructuras inexistentes o de muy baja accesibilidad (paradas sin señalizar, estaciones tercermundistas, etc…).

-          muy baja conexión entre núcleos rurales y de éstos con zonas de población densa.

 

El transporte público necesita un impulso en estas comarcas, así como el apoyo al transporte privado colectivo entre comarcas que existe en la actualidad. La mejora de este servicio redundaría en una mayor frecuencia de uso por el usuario, y en un descenso potencial del uso del coche privado en el área, descongestionando la red viaria actual.

 

 

C.    Mejora de la red viaria actual.

 

Otra de las opciones a ejecutar en la zona se trata, sin duda alguna, de la mejora del trazado de las actuales vías de conexión entre las comarcas citadas, a través de:

 

-          habilitación de terceros carriles para vehículos lentos en las zonas de frecuente uso por parte de los vehículos pesados.

-          proyecto de reducción de peraltes y curvas en la C-820, ensanchamiento de trazado en zonas de intersección de tráficos.

-          puntual ejecución de variantes a poblaciones con problemas de seguridad vial.

-          redacción de un proyecto de aprovechamiento de la C – 820, que permitiría reducir en un 25%, al menos, la duración del trayecto intercomarcal.