BEN MAGEC-ECOLOGISTAS EN ACCIÓN

"PREMIO CÉSAR MANRIQUE 2003"

DISCURSO PRONUNCIADO EN LA RECOGIDA DEL PREMIO EN LA PRESIDENCIA DEL GOBIERNO DE CANARIAS


Antes de iniciar, tengo que indicar que éste es un premio de reconocimiento colectivo, por lo que invito a los compañeros y compañeras que participan en el marco de la Federación, y que han hecho el esfuerzo para venir desde diferentes islas para estar hoy aquí con nosotros, que me acompañen en el estrado.

Estimados miembros del jurado, Sr. Presidente, amigos y amigas:

La concesión por parte del Gobierno de Canarias del Premio César Manrique a la Federación Ben Magec-Ecologistas en Acción genera sentimientos encontrados. Por un lado nos produce satisfacción y orgullo. Satisfacción y orgullo porque creemos que por fín se reconoce de alguna manera la función social que ha cumplido y está cumpliendo el movimiento ecologista y el movimiento ciudadano en general.

Hoy estamos aquí para agradecer a las personas, instituciones y colectivos que nos han propuesto y para decir unas pocas palabras con las que expresar el significado, que para Ben Magec-Ecologistas en Acción, tiene este evento. Antes que los dictados de la cabeza, queremos expresar los del corazón, y por eso, para ser sinceros, tenemos que decir que nos habita un sentimiento encontrado, si ustedes quieren contradictorio. Estamos aquí para agradecer, pero no para festejar. La realidad de las islas durante nuestros 10 años de existencia se ha deteriorado de manera alarmante y no parece, pese a las aparentes buenas intenciones de algunas instituciones y de algunas polémicas medidas, que la realidad vaya por mejor camino. La continuidad en el desaforado crecimiento urbanístico, la multiplicación de puertos deportivos, campos de golf, canteras, carreteras, los crecientes niveles de contaminación, las amenazas de extracciones petrolíferas, el derroche y consumismo desaforado, etc., son hoy la cruda realidad que tienen que soportar nuestros ecosistemas, nuestros recursos naturales y nosotros mismos, con la consiguiente hipoteca para el futuro de quienes vengan después que nosotros y que conocerán este premio a través de las efemérides de algunos manuales de historia.

Cuando leemos estas notas, sobre todo pensamos en el mañana, y en ese sentido, cualquier embellecimiento de la realidad no solo faltaría a la verdad, sino que cuestionaría uno de los valores más importantes que nuestra Federación tiene por bandera, la honestidad. Sería injusto no sorprenderse, si quieren gratamente, que por fin se nos reciba en las más altas instancias de nuestras instituciones, después de varios años de reivindicaciones. Pero, como dice el refrán, nunca es tarde cuando la dicha es buena. Para entendernos: la dicha de saber que, al menos hoy, se reconoce la creciente conciencia crítica que se ha instalado en la sociedad canaria frente a la grave situación ambiental que sufren las islas, con las consiguientes consecuencias sociales, económicas, culturales... No hay sino que mirar los indicadores y, especialmente, en esos municipios y pueblos presas del desarrollismo más desaforado pese al espejismo del crecimiento, de las rentas per cápita y de la aparente abundancia. Y nos felicitamos por ese aumento de la conciencia ecologista, teniendo en cuenta que la responsabilidad de que eso sea hoy así, trasciende mucho más allá de lo que somos. En este sentido, creemos que es esa parte activa y comprometida de la sociedad canaria, que va mucho más allá de Ben Magec, quien se merece este premio.

Este reconocimiento debe ser colectivo hacia multitud de personas y asociaciones ciudadanas de este archipiélago que de un modo u otro han participado activamente en la defensa y difusión de los valores medioambientales, el patrimonio cultural y la paz, ejes fundamentales de nuestra primera declaración de principios. Esa multitud ha ido conformando poco a poco y no sin esfuerzo un movimiento ciudadano dinámico, independiente, plural, abierto a la sociedad y de marcado carácter crítico. Ellos y ellas son los que han conseguido que hoy se le reconozca esta alta distinción al movimiento ecologista. Es decir, no sólo a la conciencia, sino también a la acción.

Desde aquí queremos dedicar este premio a esas miles de personas que han impulsado tres leyes de iniciativa parlamentaria, que se han movilizado en multitudinarias manifestaciones en estos últimos años y que han logrado salvar, al menos por ahora, Veneguera, El Rincón, Malpaso, Las Teresitas, los montes de Vilaflor... y que esperemos puedan salvar El Cotillo, Tindaya, Las Coloradas, Berrugo, la Costa de Granadilla, y muchas más porciones de nuestro territorio, hoy seriamente amenazado. Y dentro de esas miles de personas, queremos dedicarle este premio, de manera si quieren más afectiva, a esa parte de la sociedad canaria que hoy vive y malvive haciéndonos saber que aún se come de la tierra y del mar, que han sido las y los verdaderos artífices de esa realidad física, soporte de nuestra existencia, que más que estética para reclamos publicitarios, es recurso para proseguir en la andadura de la vida. Es esa población agricultora, ganadera, artesana, pescadora, que ha modelado gran parte de lo que hoy queremos salvar y recuperar, la que todavía mantiene la llamita de que podemos andar por otros caminos, explorarlos y experimentarlos, lógicamente con los conocimientos, los recursos tecnológicos y humanos de este presente esclavo de la vida eventual y subvencionada, que no entiende de producción sino de consumo, que no entiende de creación sino de aceptación pasiva de lo que nos venden.

Ahora bien, tampoco olvidamos (lo que a veces también es un olvido de los ecologistas), a esa gran mayoría de mujeres y de hombres, en su mayoría jóvenes, que venden su fuerza de trabajo de manera precaria y sin horizonte, al calor de esos dos gigantes de nuestra economía, el turismo y la construcción, y que representan a los nuevos braceros de unas ingentes fortunas que, mayormente, se van de estas islas o que engordan los bolsillos de unos pocos y que, aunque no se ven, también están situados en el trasfondo de la destrucción de muchos de nuestros mejores espacios.

Dentro de un rato, las compañeras y compañeros de Ben Magec - Ecologistas en Acción que han venido de diferentes pueblos e islas, y quienes no hayan podido venir, estaremos discutiendo, planificando... movilizándonos, si quieren ustedes, con más fuerza, porque estamos convencidos de que el verdadero premio se gana de forma cotidiana, en la intervención en la realidad día a día para la consecución de nuestros fines. Vamos a seguir sin doblegarnos, trabajando por nuestros ideales, desde la pluralidad que somos, desde las limitaciones que tenemos, sin creernos el ombligo del mundo, ni la representación de todas las personas y colectivos que hoy luchan en Canarias en defensa del medio ambiente. Pero vamos a seguir denunciando a quienes son responsables del enorme daño que se le esta haciendo a nuestras islas.

No queremos calmarle la conciencia a ninguna persona e institución, ni queremos que nos aplaudan quienes, desde la prepotencia, han despreciado y ninguneado luchas tan hermosas y justas como la ecologista. No queremos que se nos confunda, hoy están de testigos estas cámaras, estas antenas y estos papeles, que hoy serán noticia. Premios como este, además del justo agradecimiento que se merecen por nuestra parte, si en algo nos puede cambiar, será para multiplicar nuestras fuerzas, que aún son pocas, destinando ese dinero de los contribuyentes canarios, que hoy nos obsequian, para nuevos y más eficaces proyectos, para nuevas y esperemos que más eficaces denuncias, para nuevas y esperemos que materializables alternativas, con el objeto de cambiar de manera radical (lo que siempre será menos radical que quien destruye y especula) la realidad en que vivimos, para conseguir que la naturaleza sea un recurso y no un negocio, que el paisaje sea hermoso y no medible, que nuestro territorio, como espacio con historia, sea el soporte de nuestra existencia y no un solar en venta, que la flora, la fauna, las riquezas geológicas, los mares, el aire, sean, antes que de alguien, nuestros y antes que nuestros, de sí mismos, para que así sean respetados y puedan trasmitirse a quienes vengan después que nosotras y nosotros, para que la democracia y la relación entre las personas y los grupos humanos, se fundamenten en la participación activa, crítica, solidaria y permanente y no en ese cheque en blanco, que algunos pretenden que les demos cada cuatro años para legitimar sus atrocidades.

El empeño que venimos poniendo por unir las distintas sensibilidades ecologistas de las ocho islas habitadas de este Archipiélago y por coordinarnos con otras asociaciones y personas que fuera de estas islas llevan, también, un compromiso similar al nuestro, pensamos que tiene sus frutos. Hoy, en este escenario poco usual en nuestros quehaceres cotidianos, queremos terminar diciendo que esto somos nosotras y nosotros, así de sencillos y sencillas, así de normales. Somos estas gentes soñadoras y críticas, que ven en una tabaiba belleza y no billetes, que se rebelan frente a las formas, las poses y los discursos vacíos, que no se creen mucho las promesas, después de leer libros rojos, blancos, verdes, congresos de sostenibilidad, proclamas de que se va a parar tal o cual barbaridad, programas electorales mentirosos y propósitos de la enmienda que nunca llegan. Somos esas gentes que no se dejan sobornar ni presionar por los poderes más grandes que habitan entre nosotros. Eso somos, o al menos eso es lo que pretendemos seguir siendo. Si este premio, premia todo eso, si quienes nos lo otorgan, porque sabemos que sí lo hacen quienes nos lo proponen, reconocen sinceramente nuestras ideas, nuestra práctica y, sobre todo, nuestros valores, entonces pueden estar seguros que lo recogemos de corazón, con ese mismo corazón con el que empezamos estas notas.

En cualquier caso, quede claro que en un mundo en el que las guerras y los delitos contra el interés colectivo no se castigan, parece lógico que hagamos de la verdad la guía de nuestros pasos, porque sorprende que aún, 18 años después, las palabras con las que queremos ir terminando sigan siendo tristemente de actualidad.

La pregunta: ¿Quiénes son los responsables? Creemos que cualquier gobierno tiene la obligación de cuidar el espacio que nos sirve para el desarrollo de nuestras vidas, de la educación y cultura, de nuestras riquezas y sobre todo de la "permanencia de la riqueza".
Siempre estamos oyendo disculpas, inconveniente, aprobaciones anteriores, leyes caducas y un sinfín de aparentes tropiezos que parecen imposibles de corregir, con tal de no parar esa barbaridad que se nos echa encima.
Todo se puede corregir.
Depende del entusiasmo, de tener una verdad en las manos y una valiente y honrada decisión. El único inconveniente, y eso ya lo sabe todo el mundo , es cuestión de compra y venta.
¿Tendríamos esperanza?
¿Podremos salvar ya lo que nos queda?
¿Es cuestión de visión inteligente?
Creo que el caso no puede ser más evidente, descarado y elemental para darse cuenta que ha llegado el momento de PARAR.

                                                                             César Manrique- 1985

Como amamos la vida y la creatividad, como creemos en el futuro y en la esperanza, como realmente creemos que hay que cambiar este mundo, y las palabras, decimos que hay que parar, pero no pararnos. Invitamos a la ciudadanía de estas islas a que continúen con esta lucha, si nos apoyan mejor. No sólo nos hacen falta palabras de aliento y aplausos, socios y medios económicos, nos hace falta sobre todo, cabezas, pies, manos, ideas, arte, comunicación,.... para seguir cumpliendo nuestra función social. Esperamos que este acto sirva como un pasito más en esa dirección, nos comprometemos en no defraudar a quienes nos han propuesto para tan digno y alto reconocimiento y de forma muy especial a esa gente sencilla que ama nuestra tierra, nuestro mar, nuestras costas, nuestra cultura, nuestra rica biodiversidad y que ve con un creciente dolorcito como lo que somos se nos está yendo de las manos. Desde este humilde pedacito de la especie humana, vamos a hacer todo lo posible y parte de lo imposible para no defraudarles, para no defraudarnos.

Coordinadora Federal y colaboradores de Ben Magec-Ecologistas en Acción
Canarias, 5 de Junio de 2003