Permítanme que yo también me haga eco, y sea un modesto portavoz, de una postura ciudadana, popular, que desde la Asamblea por Tenerife, con sobradas y muy convincentes razones, se opone a la construcción de un macropuerto industrial en Granadilla, y ello no desde una filosofía beatamente naturalista, conservadora y reaccionaria, del tipo de la enarbolada por quienes identifican la Naturaleza con el Dios perdido (“¡Dios ha muerto! ¡Viva la Naturaleza!”), sino desde el justo punto de vista militante en el que se defienden los fueros de la ecología como defensa literal de la vida humana, hoy gravemente amenazada en nuestro planeta.

Alfonso Sastre

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