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    En una película estadounidense interpretada por Edward G. Robinson y Charlton Heston, titulada Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, 1973), se narraba un futuro apocalíptico en el que habían desaparecido prácticamente todos los recursos naturales. Los bosques, selvas y espacios naturales habían sido arrasados por completo, el mar estaba totalmente contaminado y la población humana se contaba por miles de millones. Para comer sólo existía una cosa en diferentes variedades: Soylent Green, que decian las autoridades se hacia a partir del plancton marino. Sin embargo al final se descubre que su composición es a partir de cadaveres humanos: cuando la humanidad lo habia destruido todo solo quedaba el recurso de devorarse a si misma.
Este film fué acertadamente elegido hace algunos meses para ilustrar el espacio de "La noche temática" que TVE2 emite los viernes, cuando dedicó un espacio a la alimentación con documentales sobre qué es lo que comemos y las manipulaciones que reciben los alimentos.

    Por las noticias aquí recogidas, de las cuales se da localización en el medio informativo en que han aparecido y fecha de mas nueva a mas antigua, parece que la ciencia-ficción no va muy desencaminada del todo.

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Alimentos de alto riesgo en oferta (68 Kb)

Sumario

bulletClinton responde a Chirac por la seguridad alimentaria
bulletEE.UU. rechaza crear una agencia para la seguridad alimentaria
bullet¿Cuándo empezamos a comer basura?
bulletDenuncian la venta de perros muertos para elaborar piensos en Sevilla
bulletLas etiquetas no aclaran dónde se fabrican los productos
bulletLa Unión Europea mejora las condiciones de hábitat de las gallinas ponedoras
bulletPiensos: Francia propone no usar restos animales
bulletLa Unión Europea inicia la erradicación de los antibióticos de la alimentación animal

 

bulletClinton responde a Chirac por la seguridad alimentaria

Bill Clinton defendió ayer la creación de agencias nacionales de seguridad alimentaria para tranquilizar a los consumidores. Clinton hizo estas declaraciones tras la cumbre del G-8 en la que el presidente francés, Jacques Chirac, ha pedido que se cree una agencia internacional de seguridad alimentaria. Las relaciones entre Europa y EE.UU. en materia de seguridad alimentaria son tensas a raíz del veto de la UE a las importaciones de carne estadounidense por su alto contenido en hormonas. En esta misma línea, el intento de adoptar un tratado mundial de seguridad biológica fracasó el pasado febrero por la oposición de EE.UU. a establecer límites para los organismos modificados genéticamente. "Es un problema que tiene enormes consecuencias en ambos lados del Atlántico y debemos abordarlo de manera constructiva", declaró Clinton, quien se mostró partidario de respetar unas normas comunes a todos. Es un tema "importante"` tanto para los consumidores como para los productores, añadió.

[22/06/99]

 

bulletEE.UU. rechaza crear una agencia para la seguridad alimentaria

Colonia. (Enviados especiales.) - Canadá y Estados Unidos, los dos socios americanos del Grupo de los Ocho (G-8), que reúne a los siete países más desarrollados del mundo más Rusia, acogieron ayer con frialdad la propuesta francesa de crear un organismo mundial que controle la seguridad de la alimentación ante la proliferación de escándalos alimentarios que han sacudido Europa en las últimas semanas.
Según fuentes diplomáticas, estos dos países, junto con el Reino Unido, se mostraron reticentes a la iniciativa que ha presentado el presidente francés, Jacques Chirac. Los otros dos socios europeos del G-8 (Alemania e Italia) se mostraron más proclives a la idea francesa, mientras que Japón aplazó su opinión hasta estudiar más a fondo la iniciativa, según las fuentes.
En el comunicado final de la reunión está previsto incluir una referencia a la formación de un grupo de trabajo que estudie la conveniencia de crear un organismo científico "con carácter voluntario". Las conclusiones de este grupo de trabajo volverían a ser examinadas en la próxima cumbre del grupo.
El presidente francés justifica su iniciativa en que "uno de los grandes desafíos del mundo moderno es que cada persona y cada familia puedan alimentarse con toda confianza". Fuentes francesas recordaron que se echa en falta un mecanismo de arbitraje, de ámbito mundial e independiente, que solucione los problemas de consumo cuando enfrentan a varios países. Este es el caso de la carne tratada con hormonas, permitida en Estados Unidos pero no en la Unión Europea (UE), que ha originado una guerra comercial entre las dos partes. Los organismos multilaterales actuales, como la Organización Mundial de Comercio (OMC), la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS), no contribuyen a solucionar el problema.
Fuentes británicas afirmaron que su Gobierno prefiere un mero "comité técnico" que asesore a los estados en cuestiones como las vacas locas y los organismos genéticamente modificados, otro de los asuntos que envenenan las relaciones entre Estados Unidos y la UE.
Chirac defendió ayer que "el principio de precaución debe ser aplicado por la comunidad internacional sin ninguna excepción". Según este principio, si existe alguna duda sobre un alimento, lo mejor es no autorizarlo. Para el jefe de Estado francés, la biotecnología esta consiguiendo grandes avances, aunque algunos de ellos no están totalmente bajo control, por lo cual en caso de duda es necesario abstenerse.


La Vanguardia [20-6-1999
]

 

bullet¿Cuándo empezamos a comer basura?

LOS SECRETOS DE LA alimentación industrial, en este momento, son más importantes que las viejas teorías del espionaje entre bloques

GREGORIO MORÁN
Cada uno debería echar mano de su memoria más recóndita para recuperar la primera vez que, conscientemente, se alimentó con basura. Porque mierda, en su sentido figurado, estrictamente felipegonzalesco, la verdad es que la comimos siempre. Conscientes o no, siempre había una parte de nuestra alimentación que o era o rondaba la basura. Pero era una basura benigna, entendámonos, basada en la deficiencia sanitaria y en las dificultades alimentarias del momento. Bastaría echar una ojeada retrospectiva a las carnicerías de los años cincuenta y no digamos a las pescaderías. Pollerías, apenas había salvo para la venta de huevos. El rey de la casa, el pollo, no habitaba en nuestros estómagos más que una o dos veces al año y no tenía tienda especializada, sino en los mercados, al menos allá donde yo me crié con parecida atención a aquellos animales por los que siempre he sentido especial predilección.

Nosotros, mi generación, es la última que vivió en la artesanía alimentaria y eso sin darse cuenta ni saber de qué se trataba. Yo podría relatar, pero no viene al caso, la primera vez que descubrí una lata de leche condensada y la primera vez que probé un quesito de El Caserío y la primera vez que en mi casa se abrió un tarro de mayonesa Musa. Si no me traiciona la memoria fueron los primeros productos netamente industriales que conscientemente entraron en mi vida. La leche la traían las lecheras, la mantequilla y los yogures (cuajada) los hacía mi madre, la carne se compraba al día, cuando se compraba, como el pescado. De verduras, pocas, solía proveer una criada, Edelmira, que era de un pueblo de la montaña. Es obvio que no existía nevera, sino una especie de aparador, rodeado de rejilla por todas partes, que se denominaba fresquera y que estaba como es lógico en un lugar muy determinado de la casa. Los embutidos, en general, venían de un pueblo vecino con denominación y garantía inequívoca, de la que nosotros hacíamos guasa, porque pertenecía a la familia de quien era nada menos que director general de la Guardia Civil y posterior ministro de Gobernación, don Camilo Alonso Vega, cuya señora, doña Ramona, tenía o se decía que tenía, la propiedad de la "fábrica" de chorizos más importante de Noreña (Asturias). ¡Quién iba a osar una duda sobre la probidad de los productos!

Por eso no puedo olvidar la primera vez que perdí la virginidad respecto a la alimentación industrial y la basura comestible. Para un asturiano esto era un golpe quizá no homologable a otras virginidades perdidas pero equiparable. Fue la leyenda de las tetas de los descargadores de Les Halles. Acababa de llegar a París, mediados los sesenta, y se contaba una historia, de ahí que lo denomine leyenda, porque nunca pude verificarla. Entonces aún tenía sus últimas digestiones el mercado de Les Halles, el estómago de París, y por eso la historia-leyenda estaba de cierta actualidad. Ocurrió que aquellos fenómenos de la fuerza, los descargadores de mercancías, inmortalizados por algunos fotógrafos de la época, capaces de llevar en un minúsculo carro más de una docena de cajas y de echarse al hombro sacos como si se tratara de paja, empezaron a notar una particularidad sumamente embarazosa.

Ninguno de ellos comentaba a sus compañeros -todos tigres bengalíes de machismo ilimitado- que les estaban creciendo los pechos, y les crecían de una manera tan progresiva que alguna esposa empezaba a hacer bromas sobre el asunto. Descargadores de Les Halles con tetas, hubiera sido un titular goloso para el "France-Soir" de la época. Al fin, como el asunto empezaba a ser alarmante, al menos para los interesados, una investigación descubrió que era común que los carniceros regalaran a los descargadores la pieza del pollo más preciada por ellos, la junción del ala con la pechuga; una parte que en pueblos antiguos se consideraba el trozo más suculento. En Rusia hay un plato notable, de procedencia ucraniana, "pollo a la manera de Kiev", basado exclusivamente en esta parte específica del animal. Pues bien, ése era el sitio exacto donde entonces se les colocaba una pastilla hormonal para acelerar el crecimiento, y de ahí que por esos complejos mecanismos de la biología a los descargadores sobrealimentados con ese pollo les aumentaran los senos de manera sustancial.

Lo de ahora no es una cuestión de tetas sino estrictamente de cáncer. Los secretos de la alimentación industrial, en este momento, tras la caída del muro de Berlín, son más importantes que las viejas teorías del espionaje entre bloques. Si los consumidores supiéramos lo que comemos y de dónde viene lo que comemos se produciría un escándalo de dimensiones considerables cuyas repercusiones políticas y económicas no podrían obviarse, como ocurre con productos industriales habituales. Porque usted retira del mercado una gama de televisores defectuosos, o máquinas de afeitar asesinas, y apenas pasa nada. La tienda sigue. Pero usted dice, por ejemplo, que la inmensa mayoría de las merluzas que comemos, supuestamente del Norte y del pincho, proceden de Sudáfrica y se armaría un gorigori que pondría en pie de guerra a las pescaderías que, o no lo saben, o hacen como si no lo supieran. Frente a lo que la gente piensa, de un tiempo a esta parte ciertos pescados viajan con más frecuencia en avión que en barco.

La crisis de la alimentación, la introducción de la comida basura, no tiene otro origen que la aplicación de las leyes del mercado a una parcela especialmente sensible de la humanidad bien alimentada. ¿Cómo obtener el máximo beneficio y por tanto el mínimo desperdicio? En un momento que la gente ha abandonado por razones que no vienen ahora al caso, pero donde entra desde la publicidad, el ritmo de vida, la psicología profunda, la ignorancia, alimentos básicos de antesdeayer como era la denominada en castizo castellano, la casquería, es decir, lengua, riñones, hígado, sesos, morros, patas, estómagos, los despojos, eso que les da tanto asco a los chicos y chicas que se deleitan con una hamburguesa hecha directamente de basura reciclada. ¿Usted cree que un empresario en la búsqueda del máximo beneficio y el mínimo desperdicio va a tirar eso? ¿Y si las fábricas de embutido ya no requieren tanto estos productos porque han conseguido sucedáneos, qué hacemos? ¿Tirarlo? Convertirlo en pienso, y que vuelvan a los animales de donde ha salido.

Había un refrán antiguo que ya no sirve de nada. Decía, perro no come perro. No es verdad, usted le pone al perro carne de perro preparada y el animal ni se entera. Luego vienen las consecuencias, pero eso ya no es problema del perro sino del cuidador y de sus alimentadores. De la industria y de la ciudadanía. La primera previsión del industrial alimentario es que no cunda el pánico y que no paguen justos por pecadores, pero da la casualidad que la industria alimentaria sólo se acuerda de la diferencia cuando explota un caso. Lo de Bélgica clama al cielo, pero no porque sean especialmente culpables, sino porque lo único que saben es que todo está contaminado por dioxinas pero desconocen de dónde proceden. Los supuestos empresarios criminales, los Verkest, en opinión del juez deberían estar en la calle, no porque no hay pruebas sino porque no pueden considerarse responsables absolutos del desastre. En otras palabras, señores, que la mierda es tanta que no se sabe de dónde procede.

Si un pollo en crecimiento normal necesita tres meses para pasar de los dos kilos y la industria alimentaria consigue llegar a tres kilos en un mes, qué empresario de la alimentación volvería al pasado, si además el consumidor es un imbécil que se lo traga todo si se lo empaquetan bien. Y el que no se lo cree ya puede preguntar. Confieso que hay una frase de tendero que desde siempre me provoca no volver a entrar en la tienda. Es la siguiente. Pregunta el comprador: ¿qué tiene usted de tal cosa que sea muy buena? Respuesta del vendedor: todo lo que tengo es muy bueno. Moraleja, cuando le digan eso salga pitando; se ha encontrado usted a un estafador potencial.

Estamos atados de pies y manos a una dictablanda que se llama volumen publicitario. Hay cosas que se deben decir y que no conviene decir, y hay cosas que conviene decir y que no se pueden decir. En un sector con una competitividad brutal y con márgenes de beneficio muy ligeros en la mayoría de los casos, cualquier denuncia tiene consecuencias tan claras en el mercado, que favorece a unos para hundir a otros. Y en general se opta por el silencio hasta que hay muertos o enfermos de por medio.

No hay retrato más vivo y más revelador de la desvergüenza del industrial alimentario acorralado ante un caso de negligencia que ronda lo criminal, que escuchar las palabras del ínclito presidente de la Asociación Nacional de Productores de Pollos, don Federico Félix, cuya persona no conocería nadie fuera del gremio de no ser por este desastre. Apercibido de que había una partida de gallinas contaminadas procedentes de Bélgica que se consumieron ¡todas! en los meses de febrero y marzo, tranquilizó a la población con estas impagables palabras. "Se trata de las que popularmente se llaman gallinas viejas, que se usan para caldo".

¡Cinco mil seiscientas gallinas, viejas, ¿y por qué viejas?, para caldo! Lo escuché yo mientras el presidente, don Federico, se comía ante la prensa una zanquita, de pollo supongo, para demostrar lo valiente que es ante las infundadas alarmas de los medios de comunicación. Porque la culpa, en el fondo, y de esto no les cabe duda, la tiene la prensa, por alarmista. Más aún que el fabricante de basura. En ocasiones uno piensa si no estamos en manos de asesinos también potenciales, y si no nos inquietamos es porque las armas son comestibles.


La Vanguardia [19-6-1999]

 

bulletDenuncian la venta de perros muertos para elaborar piensos en Sevilla
JOSÉ BEJARANO

Sevilla. - La venta de perros muertos para la fabricación de piensos fue denunciada ayer por la Asociación de Defensa de los Animales de Sevilla (Asanda). Alrededor de cuatro mil perros y cientos de gatos sacrificados en Sevilla sirven para engordar gallinas, vacas y cabras.

Paradójicamente, lo único ilegal de todo es es, al parecer, la forma en que son sacrificados. Asanda denunció ayer que otra sociedad de defensa (la Sociedad Protectora de Animales) de Sevilla estaría sacrificando miles de perros con un producto prohibido, la curatina sintética, y vendería los cadáveres a empresas fabricantes de piensos, jabones y productos cosméticos.

La curatina produce la muerte por asfixia después de un proceso de parálisis muscular doloroso. La Consejería de Agricultura de la Junta, responsable del control de sanidad animal, anunció que investigará el método de sacrificio, pero negó que exista riesgo para la salud humana. La misma garantía de seguridad dio ayer la empresa Rendelsur, dedicada a la fabricación de harina de carne, hueso y grasa a partir de animales y despojos.

Según el portavoz de Asanda, Luis Gil-Pérez, "tal y como se hace, nadie nos garantiza que los animales sacrificados estén libres de sustancia dañinas". Gil-Pérez aseguró que su asociación ha presentado denuncia ante Agricultura. La denuncia de Asanda, hecha pública ayer, agrega que la Sociedad Protectora de Animales estaría cobrando mil pesetas por cada perro entregado y que resulta poco ético utilizar harina de carne para alimentar a animales no carnívoros, como gallinas, vacas o cabras, "que después son destinados al consumo humano".

La Vanguardia [18-6-1999]

 

bulletLas etiquetas no aclaran dónde se fabrican los productos

Las asociaciones de consumidores OCU y UCE aseguran que, con el actual etiquetado, resulta imposible saber cuál es la procedencia de la materia prima con que se elabora un producto. El código de barras sólo identifica al país en el que el fabricante está asociado a una entidad de codificación del producto (por ejemplo, en el caso de Coca-Cola, los dos primeros números del código, 54, indican Bélgica), lo que no tiene por qué corresponderse con el lugar donde se fabrica o se envasa. Además de la denominación del producto y en algunos casos los ingredientes, el peso neto o la fecha de caducidad, en la etiqueta tiene que constar el nombre y el domicilio o la razón social del responsable de la puesta en el mercado del producto, que a veces coincide con el fabricante y otras con el distribuidor o el envasador.

Ante lo que entienden como una posición de indefensión del consumidor y la imposibilidad de poner barreras a un mercado único, OCU y UCE exigen un organismo europeo al estilo de la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense que haga controles sanitarios exhaustivos y comunes para los países de la UE sobre la producción de los alimentos. "Ahora el consumidor no tiene garantías sobre el origen de las materias primas, en las que se da generalmente la contaminación que después se transmite a toda la cadena alimenticia", dice José María Múgica, de la OCU. Para Rafa Urrialde, de la UCE, "es especialmente grave que las autoridades sanitarias queden supeditadas a los análisis de las multinacionales para aquellos productos elaborados con una fórmula secreta". - S. QUADRADO

La Vanguardia [16/06/99]

 

bulletLa Unión Europea mejora las condiciones de hábitat de las gallinas ponedoras

B
ruselas. (Agencias.) - Los ministros de Agricultura de la Unión Europea (UE) acordaron ayer mejorar el hábitat de las gallinas ponedoras. La nueva normativa implicará probablemente un aumento del precio de los huevos en el mercado europeo, ya que la ampliación del espacio de que deberá disponer cada gallina significa que las granjas españolas alberguen, en su superficie actual, un 20% menos de aves.

La decisión se adoptó con la abstención de España y el voto en contra de Austria, por considerarla insuficiente. La cría de gallinas en jaulas situadas en batería es un modo de producción muy criticado por las organizaciones proteccionistas europeas y quedará prohibida definitivamente en el 2012. Sin embargo, las nuevas instalaciones ya no podrán construirse según este modelo a partir del 2003. Según fuentes del Ministerio de Agricultura español, que estima la medida exagerada, los costes se incrementarán entre un 8% y un 12%,

La directiva no se aplicará a las granjas que tengan menos de 350 gallinas ponedoras y a las explotaciones dedicadas a la cría de gallinas reproductoras, que son minoría. La nueva legislación supondrá también un aumento del espacio vital para cada animal, que pasará de los 450 centímetros cuadrados actuales a 550, mejorando así las condiciones de los animales. "Esa medida supondrá la desaparición de una gallina de cada cinco en España", afirman las autoridades españolas.

El Ministerio de Agricultura señala también que la desaparición de las jaulas en batería afectará a gran parte de la producción española, de la que el 95% de las explotaciones son industriales. La mayor parte de ellas se encuentra en Cataluña y Galicia. La producción al aire libre también deberá mejorar. Se establece, por ejemplo, una densidad máxima de 9 gallinas por metro cuadrado, que podrá llegar hasta 12 en circunstancias especiales.

La Vanguardia [16/06/99]

 

bulletPiensos: Francia propone no usar restos animales

El secretario de Estado de Sanidad francés, Bernard Kouchner, pidió ayer formalmente que se prohíba el uso de harinas de origen animal en la alimentación del ganado.Kouchner considera que el uso de piensos animales va contra la naturaleza de los propios herbívoros y ha pedido la creación de una agencia europea de la seguridad sanitaria, al estilo de la que ya existe sobre el medicamento. "Es necesario más control europeo", agregó.
Actualmente, la industria agroalimentaria utiliza todo tipo de despojos animales para la fabricación de pienso. Desde las harinas de pescado triturado hasta restos de animales terrestres, en una variedad que va de los huesos a las vísceras sin menospreciar las plumas de las aves, los pelos o la sangre.


La Vanguardia [9-6-1999]

 

bulletLa Unión Europea inicia la erradicación de los antibióticos de la alimentación animal
LUXEMBURGO. Agencias

Los ministros de Sanidad de la Unión Europea aprobaron ayer una resolución por la que ponen en marcha una estrategia global y coordinada con vistas a controlar al máximo el uso de los antibióticos, y en especial a restringir su uso en la alimentación animal. El texto, que ha recibido el visto bueno unánime de los Quince, no sólo se refiere al ámbito de la medicina humana, sino sobre todo a los antibióticos que se utilizan en la medicina veterinaria, en la producción de alimentos para animales y en el sector de la horticultura.


Los Quince subrayan el riesgo que supone para la salud humana el uso excesivo de antibióticos para acelerar el engorde del ganado. Su ingestión por los humanos provoca, a la larga, una creciente resistencia a estas mismas sustancias cuando son utilizadas para combatir enfermedades. Los Quince se compromente también a defender el principio de que "son medicamentos prescritos únicamente bajo receta médica". En la resolución, acuerdan "impedir su utilización innecesaria o inadecuada en medicina humana y en veterinaria" y promover acciones destinadas a concienciar a los profesionales de la salud y al público del aumento de la resistencia a los antibióticos.

El primer paso de esa política tendrá lugar el próximo 1 de julio, cuando se retiren del mercado cuatro de estos antibióticos. Paradójicamente, España fue de los primeros países en saludar esta medida realizada al calor de la crisis de las dioxinas. Hace sólo seis meses, la ministra de Agricultura, Loyola de Palacio, se había mostrado contraria de partida a restringir estos productos por entender que reducen la competitividad del sector. Sin embargo, ayer, el director general de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, Juan José Francisco Polledo, calificó de "muy atinada" la decisión del Consejo de Ministros de Sanidad. "La medida llega a tiempo", afirmó.

Mientras, Bélgica, que se sometió ayer a un duro examen por parte de los ministros de Sanidad de los Quince, fue reprendida por el resto de los socios comunitarios por haber reaccionado con tres semanas de retraso a un problema que habían detectado a principios de mayo. Ello no impidió, sin embargo, que Van den Bossche declarara que la CE ha sido demasiado dura con Bélgica, por entender que las medidas aprobadas son excesivas.

A mediodía de ayer, también, y en una reacción inesperada que sólo cabe entenderse en clave electoral, el primer ministro belga, Jean-Luc Dehaene, anunció la inmediata vuelta al mercado -prevista para hoy miércoles- de las tres cuartas partes de la producción agropecuaria belga. Tras 10 días de crisis, Bélgica ha podido completar finalmente la lista de las 2.456 explotaciones avícolas "sanas", a las que no se les suministró piensos contaminados, y las 810 que aún mantiene bajo sospecha. Lo que no evitará la medida será la peor crisis de la industria agroalimentaria belga, que encuentra en estos momentos rechazo en la mayor parte de sus tradicionales mercados consumidores.

La Vanguardia [09/06/99]

 

© Colectivo Ecologista Turcón 2004